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César Martínez

Ciudad de México, 1962. Allí vive y trabaja

 

Alguien que se define a sí mismo como "zapartista indisciplinario" deja bien a las claras el sentido rebelde y el compromiso vital y social que define su trabajo. César Martínez es un tamizador de sentidos y sensaciones: sus obras son dinámicas y blandas. Arden, huelen, se tornan comestibles. O se inflan y desinflan, estableciendo una vinculación metafórica directa del objeto artístico con el acto de respirar.

"Clonación y viceversa" (2001) utiliza la forma constructiva de la pirámide, desde un México que conserva algunas entre las más hermosas y densas de sentido religioso y ritual en la historia de la humanidad. Pero la mirada subversiva de Martínez nos lleva a otra pirámide más actual, la pirámide de población, a su incremento y a su decrecimiento en los países pobres y en los países ricos. Y a ese espejismo o último límite de lo humano que la biología ha introducido en nuestras vidas con la idea de clonación.

 

 

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